Llegue a casa como siempre y tu no estabas.
Supuse que estarías de regreso pronto
y como siempre lo hacia cocine algo rico
para esperarte y compartir en la cena.
Los minutos pasaban y no regresabas.
La mesa estaba servida.
El celular desde un rincón parecía burlarse
diciendo "no te llamará".
Paso un rato largo y te llame, no contestabas.
Por mi mente miles de sensaciones
y justificaciones se cruzaban.
Me dirigí al cuarto sin sospechar lo que me esperaba.
Allí sobre la mesa de luz estaba una carta.
En ella te despedías de mi pidiendo perdón.
Perdón porque te preguntaras?
Perdón por no poder seguirte amando
como aquel día que comenzó nuestro amor.
Mis piernas comenzaron a temblar.
Mis ojos se cubrieron de lagrimas
y todo se tiño de negro.
Caí sobre la cama sin ver nada mas
y envuelto en un mar de llantos
buscaba uno y mil porque?
sin encontrar las respuestas.
Paso la noche y ya entrado el día desperté
viendo con mas detalle que te habías ido.
Tu ropa ya no estaba en el placar
el departamento que con tanto amor armamos
estaba vació.
Dicen que el amor a veces duele
pero no saben como duele separarse
estando perdidamente enamorado.
Luego vienen los reproches, los porque,
los sinsabores propios de no saber
porque el amor se termino de tu parte.
Llevo un tiempo largo asimilarlo,
costaba acostumbrarme a no sentirte a mi lado.
Hasta que un buen día revolviendo entre mis cosas
apareció una nota que me llamo la atención.
En esa nota un hombre te declaraba su amor.
Fue en ese preciso momento que pude
desenterrar la estaca que tenía clavada
en mi corazón desde tu partida.
Fue en ese preciso momento
que pude dejar de soñar con nuestro reencuentro.
Fue en ese preciso momento que supe
que nuestras vidas
estaban separadas definitivamente.
KASPER
(POEMAS, HISTORIAS)
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