Llegaste a mi cual flor marchita
olvidada por el tiempo.
Solo con mirarte a los ojos
podía captar tu tristeza,
tus miedos de volver a equivocarte,
de sufrir por el amor.
Me acerque a ti buscando
una sonrisa, una conversación...
mas solo obtuve tu silencio
y una mirada baja.
Enseguida comprendí
que no sería fácil llegar a ti,
pero será tal vez esta situación
la que mas me atrajo
en llegar a conquistar tu corazón.
Pasaban los minutos
y sacar palabras
de tu boca era un desafío
en el que no escatime
poner lo mejor de mis encantos
y simpatía hasta lograrlo.
Poco a poco fuiste soltando
eso que no te dejaba hablar.
Y juntos comenzamos a transitar
ese mágico momento
de seducción donde ambos
nos dejamos llevar
dejando que nuestros sentimiento fluyan.
El amor no se dejo esperar
y la pasión se adueño
de nuestros corazones
y al cabo de unos minutos
nos perdimos en un profundo
y dulce beso.
Fue un amor fugaz el que tuvimos.
Duro lo que se explayo el verano.
Luego cada uno siguió su camino,
llevando consigo,
la nostalgia de ese amor
que no por corto fue bello.
KASPER
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