Del amor al odio

Son dos sentimientos tan contradictorios, efusivos e intensos, que se manifiestan a veces sobre la misma persona. Pueden darse en forma abrupta e intercambiar de un polo a otro en fracciones de segundos, sobre todo en personalidades bipolares.

Ese amor, que cambia de forma inminente sin saber los motivos y se transforma en un sentimiento opuesto, descontrolado y violento, es propio de un vínculo enfermo.

Muchas personas hacen referencia a esos cambios bruscos, sin saber el motivo y sin justificación. De pronto, aparece el sentimiento de odio que llena de palabras hirientes, que vuelve impuro el amor, que ataca la conciencia de pareja y dificulta el vínculo.

Dos polos opuestos con un límite tan preciso y finito tan cercano uno al otro cuando se trata del objeto de los bipolares no mediando el extraordinario poder de la violencia tanto para amar como para odiar.

De pronto una especie de click emocional se intensifica y nubla los sentidos, la violencia captura al individuo y explota sin contención. El impulso se manifiesta hacia el otro de modo exacerbado, ya no hay idealización, se despliegan acciones tendientes al daño sin priorizar la escala de emoción siguiendo el acto como un intenso desvarío de palabras y expresiones frías, petulantes, agresivas, desconsideradas, con una intensidad alta e invadiendo todo el terreno, explayándose sin barreras hasta inundar al otro y correrlo de la pista, dejarlo sin energía, sin fuerzas, sin posibilidad de correrse de la acción.

Luego de la descarga, vuelve el período en que empieza a equilibrarse para cambiar su disfraz por un cordero casi irreconocible, la idea básica ahora es reparar el daño y volver a atrapar a la presa, hasta con sentido común rearma su estructura y sutilmente encuentra aquellos elementos permeables para volver a provocar la idealización pérdida.

La bipolaridad es la patología del momento que atenta contra las parejas en cuanto al equilibrio, en algunos casos con incidentes violentos que llevan a una acción indiscriminada focalizada en la vida del otro y su integridad. Sin conciencia del peligro subsisten juntos con esa modalidad vincular por tiempo largo, sin asumir los riesgos y tendiendo siempre a lo atractivo que es el peligro.

No pueden separarse de esta modalidad porque en sí encierra una magia poderosa, tanta excitación provoca un intenso placer tanto en el estadio amoroso como durante la fase del odio. Muchas son las relaciones que se constituyen desde esta modalidad y no pueden reconocer el tipo de estructura de pareja que tienen, salirse es complicado y hasta imposible, se necesita de mucho coraje y una certeza en la acción, siempre la negación trabaja a favor de la unión de la pareja porque cuando pasa el sentimiento de rechazo vuelve intensificado el amor con un alto voltaje de idealización que aparenta plena cordura y equilibrio.

Sin una acción terapéutica es imposible resolver este vínculo para modificarlo o para romperlo, algunos demoran un tiempo hasta que se dan cuenta que están enfermos y que necesitan ayuda terapéutica sin considerar el peligro grave en el que se encuentran, corriendo siempre riesgos innecesarios.